jueves, 30 de octubre de 2008

Embajadores de buena voluntad


Manuel Echevarría Gómez
El proyecto de reanimación cultural Día de La Guayabera, que ya cursa por su oncena edición mensual, ha tenido en el periodista y escritor Ciro Bianchi y su esposa, Mayra Gómez, un derrotero de repercusiones inimaginables en la capital del país habida cuenta de la labor que ellos mantienen lozana desde los inicios mismos de la propuesta. En su más reciente visita a Sancti Spíritus les entregué un manojo de preguntas y las respuestas vía correo electrónico han sido tan elocuentes que la entrevista no necesita más circunloquios.
Periodista: ¿Qué corrientes de empatía afectiva o sentimental vinculan a Ciro y Mayra con el proyecto Día de La Guayabera?
Ciro: Mayra es espirituana, de Cabaiguán, y yo siempre he sentido gran atracción y cariño por Sancti Spíritus. En mis tiempos de reportero, cuando recorría la isla de punta a cabo, me gustaba mucho trabajar en ese territorio por la excelente atención que recibía. Por otra parte, conocimos del proyecto desde que comenzó a gestarse, por lo que de alguna manera somos también, modestamente, pioneros de ese propósito.
P: ¿Cómo surgió la idea de reunir guayaberas pertenecientes a personalidades de la cultura y la política?
Mayra: Cuando en octubre del año pasado se celebró la primera jornada del proyecto, el Museo Provincial recibió, donada por sus familiares, una guayabera del doctor Raúl Martínez Torres, figura querida y recordada en la ciudad como médico y por su trabajo en el sector de la Cultura posterior a 1959. Fue entonces que comenté con Ciro la idea de que la proyectada Casa de la Guayabera contara con un salón donde se exhibieran prendas de cubanos ilustres, idea muy bien acogida por los promotores principales del proyecto, y ya de vuelta a La Habana comenzamos a trabajar.
P: ¿Cómo han podido conciliar las donaciones de tantas figuras descollantes de la sociedad cubana actual?
C: Pidiéndoselas. Mayra es experta en eso. Es importante decir que la mayor parte ya conocía el proyecto y eso dice mucho de la significación que ha ido tomando.
P: ¿Qué importancia le confieren a estas prendas que ustedes han gestionado y van entregando al patrimonio del pueblo espirituano?
M: Pienso que Ciro y yo estamos contribuyendo a que Sancti Spíritus tenga un patrimonio único, no repetido en otra parte del país, ni siquiera en la capital. Intuyo que hay gente aquí que se lamenta de haber dejado escapar un proyecto como ese.
P: Una anécdota proverbial a la hora de conseguir una guayabera.
C: Cabría aludir aquí a las guayaberas de Raúl y Vilma. El Presidente Raúl Castro dijo que no quería donar una guayabera cualquiera, sino una que tuviese un valor añadido, bien por las circunstancias en que la usó o por la significación que tuviera para él y terminó donando dos guayaberas que Vilma le diseñó y regaló por un día de su cumpleaños.
P: ¿Sienten que su desinteresado aporte al proyecto les prodiga el reconocimiento que merecen?
M: Ciro se siente muy orgulloso del Escudo que le otorgó la ciudad; lo tiene en un lugar bien visible de la casa y lo muestra a todos los que nos visitan. Yo puedo decir lo mismo de la distinción de Hija Ilustre que me concedió la Asamblea Municipal. Pero déjeme decirle algo: no trabajamos porque se nos reconozca, nuestra recompensa es el solo hecho de poder hacerlo.
P: ¿Cómo valoran la responsabilidad que les compete como embajadores en la capital del país de un proyecto provinciano en lo concerniente a gestión, trasiego y entrega de las guayaberas?
C: Un proyecto de provincia no es forzosamente un proyecto provinciano. Este no lo es. El Día de La Guayabera en su intención y propósito es un empeño eminentemente nacional que se realiza en Sancti Spíritus, y que, por lo que la guayabera tiene de cubana, podría vincular a compatriotas que residen en el exterior. Es un proyecto que ya llama la atención en La Habana y empieza a repercutir fuera de Cuba. Por otra parte, a raíz de su primera jornada se celebró en La Habana un coloquio sobre la prenda y ya hay hasta gente que, incapaces de negar que la guayabera naciera en Sancti Spíritus, trataron al menos de adjudicarse las innovaciones que sufrió a lo largo del tiempo. Hasta un desconocido Rey de la Guayabera ha aparecido de improviso en La Habana, como si no se supiera que el espirituano Ramón Puig es el genuino monarca, y a él se deben las más vistosas guayaberas y sus mayores innovaciones.
P: ¿Ciro y Mayra usan guayaberas?
M: Yo usé un juego de pantalón y camisa que mi madre confeccionó inspirado en la guayabera. Ciro la usa en las ocasiones que lo merecen; como la prenda elegante que es. Por cierto, el uso de la guayabera es cada vez mayor dentro del sector diplomático acreditado en Cuba y las autoridades cubanas.
P: ¿Qué les parece el proyecto? ¿Dónde se pudieran localizar sus lunares?
C: Carlos Figueroa y Elena Farfán, al frente de un equipo de entusiastas, acometen cada mes una tarea titánica. Pese a dificultades y contratiempos, ellos han sabido llevar a la realidad un proyecto ambicioso, que no puede perderse. Falta más apoyo, más repercusión, más resonancia. Urge crear, sin dilación, la Casa de la Guayabera como centro de investigaciones socioculturales. Dicho centro podría ubicarse en la casa natal del Mayor General José Miguel Gómez, combatiente de las tres guerras de Independencia y Presidente de la nación, un hombre con un claro y fuerte ideal antiimperialista que fue quien introdujo en La Habana la guayabera espirituana y enseñó a usarla. Convendría tal vez la creación de un Día nacional de la guayabera.
Las guayaberas entregadas hasta la fecha al patrimonio local pertenecieron a: Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros; Vilma Espín, heroína de la Sierra; los vicepresidentes del Consejo de Estado Juan Almeida Bosque y José Ramón Fernández; las heroínas del Moncada Melba Hernández y Haydée Santamaría (un rebozo); el poeta Roberto Fernández Retamar, director de Casa de las Américas; Harold Gramatges, músico eminente; Miguel Barnet, escritor y presidente de la UNEAC; Pastorita Núñez, legendaria directora del Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda al triunfo de la Revolución, y Evelio Rodríguez Plaza, compositor espirituano de un tema dedicado a la guayabera.

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