miércoles, 25 de marzo de 2009

NASSIRY LUGO: la crítica me importa bien poco

Por Carlo Figueroa.

Transcripción de la entrevista realizada en el programa En la otra esquina,

(Radio Sancti Spíritus, 106.3 FM), transmitida el 20 de marzo de 2009.

Nassiry Lugo, es uno de los cantantes y compositores más populares entre los jóvenes cubanos de hoy. Dirige su propia banda: Moneda Dura, con la que ha grabado varios discos. En los últimos años también se ha dedicado a producir y dirigir sus videos clip.

De paso por Sancti Spíritus, donde actuó el 21 de marzo de 2009 en la Plaza Serafín Sánchez, accedió a dialogar desde su habitación en el Hotel Los Laureles, donde descansaba después de dos presentaciones truncadas por la lluvia en las provincias vecinas de Ciego de Ávila y Camagüey.

Carlo Figueroa: Buenas tardes, Nassiry… Bienvenido a En la otra esquina.

Nassiry Lugo: Muchísimas gracias… ¿Cómo están ustedes?

C.F.: Muy bien. Gracias por acceder a conversar con nosotros en medio de tu descanso.

N.L.: Yo estoy dispuesto siempre.

C.F.: ¿Cómo te ha ido en esta gira?

N.L.: La verdad es que los dos últimos conciertos han sido fallidos porque la lluvia no nos ha dejado, pero hemos hecho nueve conciertos antes de esos dos y ha sido todo genial. De verdad que nos ha ido muy bien. Las provincias orientales han respondido excelentemente y espero que en Sancti Spíritus nos vaya mejor. Espero que llueva hoy todo lo que va a llover para que mañana esté todo en orden.

C.F.: ¿Está todavía nublado?

N.L.: Sí, todo está nublado.

C.F.: Pero no ha llovido, no ha caído ni una gota de agua…

N.L.: No, pero espero que llueva hoy bastante.

C.F.: Todo apunta a que va a llover en las montañas del Escambray, no aquí. No te asustes. Además, si llueve esperas a que escampe y luego das el concierto.

N.L.: Aquí en Sancti Spíritus lo haremos así. Si la gente nos espera, nosotros estaremos allí.

C.F.: Sabes, esta semana ha sido como una “semana del pop-rock” en Sancti Spíritus. La abrió tu compañero David Blanco…

N.L.: Mi amigo.

C.F.: El ofreció dos conciertos, uno en la cabecera provincial y otro en el poblado de Meneses en el municipio de Yaguajay. Ahora llegas tú a cerrar la semana.

N.L.: Parece que seguirán llegando porque viene Buena Fe detrás de nosotros…

C.F.: Raúl Paz es el que me dijeron que va a pasar en zancos por la autopista, porque en su gira no tiene incluido a Sancti Spíritus.

N.L.: Ja, ja, ja,….

C.F.: Es que muchas giras saltan este lugar.

N.L.: Yo siempre digo que el que salte a Sancti Spíritus está loco, está equivocado.

C.F.: Pero eso pasa… Hablemos de Moneda Dura. ¿Cómo está el grupo? ¿Qué está pasando con ustedes ahora mismo?

N.L.: Yo estoy muy contento, tengo una banda excelente, tengo músicos viejos, músicos nuevos, temas más conocidos y menos conocidos, pero bueno la banda goza de buena salud en este momento. Estoy muy contento y espero que el concierto de aquí sea de mucha entrega, de mucha interacción con el público espirituano.

C.F.: ¿Qué hay de particular en el concierto?

N.L.: Traemos todo el disco Alma sin bolsillo, traemos un estreno que depende del ánimo del público, así que depende del público que lo podamos hacer o no. Y traemos todo el ímpetu de nuestra gira que comenzó en Guantánamo.

C.F.: Sabes, tienes una oyente en línea que quiere hacerte una pregunta…

N.L.: Mientras no sea demasiado personal no hay problema…

C.F.: Bueno, tu respondes si te da la gana. No hay pregunta peligrosa.

N.L.: O.K.

C.F.: ¿Con quién hablo, por favor?

OYENTE: Con Isabel y quería preguntarle a Nassiry cuál es el presupuesto, en qué se basa él para componer sus canciones que tienen tanta pegada, que están tan ligada a nuestra realidad…

N.L.: Bueno yo compongo basado en mi vida, en la vida de mis amigos. A lo largo de los años de vida de Moneda Dura he conocido muchos artistas, he visto crecer grupos, deshacerse grupos, crecer figuras y deshacerse también…Yo creo que todos somos cubanos, todos nacimos del pueblo y nadie puede creerse que estamos en la cima del pueblo. Entonces, yo creo que mis canciones van a seguir siendo parte de lo que yo vivo, de lo que viven mis amigos, mi familia, de lo que vive Cuba en general. De alguna manera eso es lo que hace que la gente se identifique con mis canciones, que son reales. No estamos cantando a cosas extraterrestres, estamos cantando a cosas reales que vive la gente.

C.F.: 32 25 65, es el número de teléfono por si alguien más quiere llamar y preguntarle a Nassiry Lugo que está ahora en directo En la otra esquina. Nassiry, hay cierta dicotomía en la música que tú haces. Por un lado el público la asume muy bien y la crítica a veces la denosta un poco. ¿Cómo llevas de la mano la aceptación popular y la opinión de los críticos que afirman que no es una música seria?

N.L.: Chico, la verdad es que yo no me debato en eso. Para mí esa es una dicotomía en la que yo no me debato, o sea, a mi la crítica me importa bien poco, bien, bien poco. Hago música para la gente, para el pueblo y trato en cada canción que hago transmitirle ideas, transmitirle sentimientos y si la gente lo asimila, lo entiende y lo acepta, para mí eso es lo que vale. Para mí los críticos son personas que no crean, que no hacen nada y viven de estar criticando el trabajo de los demás. O sea, para mí lo que digan los críticos me importa bien poco. Ese no es mi trabajo ni mi problema. Mi problema y mi trabajo es el público.

C.F.: Hay otro oyente en línea… ¿con quién hablo?

OYENTE: Buenas tardes, Carlos. Hablas con Daysi Perera. Primeramente, Buenas tardes, Nacho…

N.L.: Buenas tardes, mi amor.

OYENTE: ¿Por qué escogiste el nombre de Aitana para tu hija, de dónde lo sacaste? Es un nombre lindísimo….

N.L.: Aitana, es el nombre de la hija del gran poeta español Rafael Alberti. Pero yo creo que nuestros niños superan los nombres, o sea, son mucho más lindos que los nombres. Yo estoy enamorado de la mía y no creo que el nombre pueda superarla.

C.F.: Nassiry, últimamente el pop-rock que se hace en Cuba está siendo muy cuestionado. Se comenta que es muy facilista, que no tiene unas bases musicales sólidas, lo cual hace que no pueda acceder a otras geografías musicales. En algún momento, Moneda Dura salió de los límites cubanos, en algún momento comenzó a tener repercusión internacional y en algún momento desapareció de esas lides. ¿Qué pasó?

N.L.: Esa es una conversación más larga de la que tenemos nosotros por razones de tiempo. Primero, nosotros somos cubanos y todo el mundo asume que el bloqueo es una muela, un teque y no lo es. De pronto que los cubanos tengamos un montón de dificultades para viajar también es un problema. Y al final estar en los circuitos de MTV no es fácil. ¿Quién controla MTV? Lo controla Estados Unidos, las grandes multinacionales a quienes es más fácil promocionar a una persona de El Salvador, de Colombia, de México, que promocionar un cubano. Ese es un lugar donde hay muchos intereses metidos que no tienen que ver precisamente con la cultura. Al final los cubanos estamos bastante bloqueados por ese lado. Yo creo que todo el que te habla de sus éxitos internacionales, te está hablando de pequeños clubes donde se reúnen 300 o 500 personas. Salvo Silvio, Pablo y Buena Vista Social Club, nadie más llena estadios, nadie más llena grandes teatros. Así que nuestra repercusión es lo que podemos hacer dentro de las multinacionales que son realmente quienes controlan el mercado de la música…

C.F.: Hay que hacer demasiadas concesiones…

N.L.: Al final, todo lo que de una manera es triunfante en esos mercados, hay una campaña discográfica de mucho dinero puesta en esos artistas. Al mismo tiempo tienes que ceder en muchas cosas para poder entrar en sus sistemas. La verdad es que yo soy muy feliz trabajando para el público cubano y cada vez que podemos hacer nuestra incursión por el extranjero la hacemos, pero estamos claros de que no estamos hablando de una incursión como la haría Madonna. Todo es parte del engranaje donde estás metido… vendes, no vendes, le apuesto tanto dinero… estamos hablando de eso.

C.F.: Me parece muy sincero que digas eso, porque todo el mundo llega y dice que “hemos acabado en el extranjero” y no es realmente así.

N.L.: Mira, nosotros hemos tocado en escenarios muy grandes con muchísima gente importante, pero no somos sólo nosotros. Nosotros somos una parte, unos cubanitos que estamos exportando nuestra música, pero los tipos que tienen millones de dólares en su promoción no somos nosotros. Entonces el que te diga “triunfamos y acabamos”, es mentira. Vamos y hacemos nuestro esfuerzo, el público te aplaude y te recibe bien, pero estamos hablando de un público pequeño.

C.F.: ¿Tú sigues con la EGREM?

N.L.: Sí…

C.F.: ¿No has pensado en otras casas discográficas cubanas?

N.L.: Cuba tiene bastante pocas casas discográficas, no creo que sean muchas y desde que yo empecé lo hice con la EGREM y la verdad que hasta ahora hemos trabajado mucho. No es perfecta, tenemos cosas malas y cosas buenas, pero nos conocemos y nos ayudamos mutuamente en lo que podemos, así que seguiré trabajando con la EGREM mientras siga funcionando como hasta ahora.

C.F.: Háblame ahora de un día en la vida de Nassiry Lugo. ¿Qué haces? ¿A qué hora te levantas...?

N.L.: La verdad es que trabajo bastante. No me levanto temprano porque trabajo hasta tarde y las horas de sueño para mí son importantes. Un día normal es levantarme, desayunar, ensayar un montón de horas, dedicarle todo el tiempo que puedo a Aitana cuando sale de la escuela, componer, trabajar mucho en la computadora, acostarme bien tarde y volver a levantarme relativamente temprano a trabajar.

C.F.: Te lo pregunto porque la responsabilidad de dirigir una banda es alta. ¿Cómo una gente tan joven como tú asume esa responsabilidad?

N.L.: Mira, yo llevo once años dirigiendo Moneda dura y tengo muy claro lo que quiero y eso se lo transmito a mis músicos. Les digo esto es así: si quieres estar en este proyecto tienes que ser parte de este proyecto, si no trabajo con otro músico que le interese. Ahora mismo nos llevamos todos como en una familia y además de tener una calidad musical, tengo una calidad humana muy buena, y eso me interesa mucho en Moneda Dura.

C.F.: Hay muchos músicos de tu generación que ahora graban un disco detrás del otro. La gente no acaba de reconocer una producción y ya se aparecen con la siguiente. Uno no tiene tiempo de apreciar las etapas, el progreso, se confunde. Sin embargo, tú eres más mesurado en ese sentido. ¿Por qué?

N.L.: Cada quien lleva su carrera como quiere y yo no soy quien para criticar a nadie en la forma que lo hace. Pero grabar un disco te aporta – según la disquera con la que lo grabes -, una cantidad de dinero. Grabas un disco y te dan de adelanto, un dinero. Pero para mí es más importante hacer un buen disco que hacer discos por dinero. Trato de que los discos me queden buenos, que cuando pase el tiempo yo mire para atrás y diga “que bueno me quedó ese disco, lo trabajé bien, pude haber hecho esto mejor, pero bueno en aquel momento…”, más que decir “bueno eso lo hice por ganarme tanto dinero y no me quedó tan bueno, qué pena”. Nosotros somos pasajeros, estamos aquí en esta vida de paso y cuando pase el tiempo y a lo mejor no sea tan popular me gustaría mirar atrás, a mis discos y decir: “este lo hicimos bien, este también lo hicimos bien, este no fue por dinero….” Al final, cuando empecé en la música no empecé pensando que iba a ganar tanto o mas cuanto, empecé porque me gustaba la música, así que quiero mantener eso todo el tiempo en mi conciencia.

C.F.: Hablemos ahora del Nassiry Lugo realizador de video. ¿Por qué decides ser el realizador de tus propios videos? ¿Cómo llegas allí?

N.L.: También tiene que ver con esta historia del dinero. De pronto te encuentras realizadores de video clips que son muy famosos pero están muy metidos en la maquinaria del dinero. Mientras más video clips hagas, más dinero ganas. Y entonces a veces les importa bastante poco cuál es la obra que van a hacer, para quién la vas hacer, qué canción es, qué tipo de códigos lleva… y yo después que hice la película Nada, que trabajé con gente tan buena, tan importante y que hace tan buen cine, aprendí que hay que saber de todo lo que rodea tu trabajo. Y mi trabajo no es sólo la música, también está rodeado del audiovisual, de las grabaciones y hay que aprender de eso. Por eso me dije que iba a tratar de hacer los videos con los que yo esté contento.

C.F.: No has pensado en ir más allá…

N.L.: Ahora estoy escribiendo un guión para una película y me encantaría dirigir una película, pero por encima de todo soy músico y a lo que no voy a dejar de dedicarle tiempo es a la música. Todo lo demás puede esperar. Yo ni siquiera soy realizador de video clip. Llevo once años dirigiendo Moneda Dura y nunca habíamos ganado tantos premios ni nada por el estilo de los Lucas, por eso me importa poco ganar diez premios Lucas o no ganar ninguno. Me interesa que a la gente le guste Moneda Dura y vaya a sus conciertos.

C.F.: En el 32 25 65 hay otro oyente en línea que quiere conversar contigo. ¿Diga?

OYENTE: ¿Me escucha?

C.F.: Sí y Nassiry también… ¿Cuál es su nombre?

OYENTE: Sonia.

C.F.: Adelante…

OYENTE: Disculpe porque esté un poco nerviosa…

N.L.: No importa.

OYENTE: Mire… por detrás del cristal usted parece una persona muy amable, muy buen hijo, muy buen papá, muy buen esposo, muy buen compañero. ¿Eres realmente así?

N.L.: ¡Qué quieres que te diga….! ¡Que soy mal esposo, mal hijo…! Yo lo que si soy es un hijo enamorado de su madre y un padre enamorado de su hija. De ahí para allá las ideas te las tienes que construir tú si me conoces o por esta conversación si no me conoces…

C.F.: En el fondo me parece que lo que andan averiguando es si estás soltero…

N.L.: Ja, ja, ja….

OYENTE: Yo no lo quisiera como esposo ni como novio… Es que estás tan lindo que yo te prefiero como cantante. Estaba escuchando el programa y salí corriendo para llamarte. Mañana no puedo ir al concierto, pero me gustaría mucho. Ojalá pudiera para que me firmaras una libreta, un libro…

N.L.: Yo siempre al final de los conciertos firmo autógrafos y me tiro fotos con todo el mundo.

C.F.: Por el otro teléfono siguen insistiendo en que digas si eres soltero o casado.

N.L.: Ehhh… ¿podemos hablar de otra cosa?

C.F.: Tienes derecho a responder o a quedarte callado, sobretodo cuando se está de gira…

N.L.: Ja, ja…

C.F.: Nassiry, volviendo a la música: si tuvieras que salvar de toda tu obra aquella canción que consideras más sólida, la mejor hecha, la más consistente, ¿cuál salvarías?

N.L.: Mira, yo tengo algo de lo que me enorgullezco. Cuando yo empecé a hacer discos, sabía muy poco de lo que era un estudio de grabaciones, de lo que era un arreglo… yo hacía música por intuición. Y estoy muy contento porque creo que cada disco que he hecho es mejor que el otro. En cada disco he escalado un paso adelante. Ahora mismo estoy muy contento con Alma sin bolsillo, que yo creo que esa es la que debo salvar y espero que el próximo disco que voy a hacer me quede mejor.

C.F.: Pero siempre hay una canción que tú prefieres…

N.L.: Bueno, ahora mismo no tengo una canción más importante que Los ojos de Aitana, que es la que más me gusta. Es una canción que cada vez que la canto me siento lejos de mi hija y extrañándola bastante.

C.F.: Hay muchas personas que alaban mucho el disco tuyo de homenaje a la Nueva Trova Cubana y que en lo personal te soy sincero al decirte que no lo considero un buen disco, pero sin lugar a dudas marcó un cierto giro en Moneda Dura.

N.L.: Chico, mira, para mí ese fue un disco de transición, donde estaba cambiando todos los músicos de Moneda Dura que eran tan conocidos como yo y que estuvieron en los inicios del grupo. Es un disco que quiero mucho, que lo hice sin ninguna pretensión y sí con mucho respeto a los grandes autores de la Nueva Trova. Creo que el valor está en que esas grandes canciones el disco las hace contemporáneas. Es un disco que escucho como si no fuera mío sino de esos grandes autores.

C.F.: Regreso al teléfono 32 25 65. ¿Con quién hablo?

OYENTE: Buenas noches…

C.F.: Buenas noches…

OYENTE: Mi nombre es Dayana Marrero, soy locutora de Radio Fomento…

N.L.: Saludos para ustedes…

OYENTE: ¿Cuándo volveremos a tener a Nassiry por Fomento?

N.L.: La verdad es que eso no depende de Nassiry, eso depende de la Dirección de Cultura de Fomento. Yo siempre he estado dispuesto. Todas las veces que hemos actuado allá ha sido por una decisión de la Dirección de Cultura y del Gobierno de allá. O sea, no depende exactamente de mí.

C.F.: Pero los precios de las agrupaciones en este momento están bastante elevados, vamos a ser justos. A veces a los municipios les cuesta mucho trabajo desembolsar una cantidad de dinero…

N.L.: En eso tú tienes bastante poca información, perdona que te lo diga…

C.F.: ¿Tú crees?

N.L.: Tienes poca información de los presupuestos que existen para hacer los conciertos y realmente lo que vale hacerlos. Yo creo que esa es una conversación que yo pienso te queda mucho más grande que lo que realmente conoces de cómo hacer un concierto…

C.F.: Si tú lo supones…

N.L.: Hay que ver cuánto cuesta una guagua, cuánto cuesta un sonido, cuánto cuesta un teclado, que cuando sacas la cuenta dices “! Ah, no es tan caro!”.

C.F.: Yo no estoy cuestionando tus precios, porque conozco los impuestos que les cargan a los músicos, lo que vale moverlos de un lugar a otro, atenderlos… pero sé que los precios no son nada fáciles. Todo lo que te digo encarece mucho los conciertos y los municipios no tienen dinero para pagar ciertos precios…

N.L.: Es verdad que no siempre tienen, pero existen. Nosotros vamos a municipios bien pequeños que lo han hecho. Por eso te digo que se puede hacer.

C.F.: Para dejar la conversación ahí y continuar el orden: ¿Mañana en Sancti Spíritus, qué va a pasar?

N.L.: Hace un año que no estamos acá. Yo vengo a un reencuentro, la verdad. Yo creo que lo más importante es que venimos a cantar un montón de canciones para el público espirituano. Como te dije hace dos días que no hacemos conciertos, hemos tenido que suspender por la lluvia y esperamos que no llueva en Sancti Spíritus.

C.F.: Que San Pedro dirija el agua para otro lado…

N.L.: Al menos que nos dé un chance y nos deje hacer el concierto.

C.F.: Mañana es un día muy lindo. Es 21 de marzo, es el Día Mundial de la Poesía, comienza también la primavera, de ahí que tienes una alta responsabilidad espiritual.

N.L.: Quiero que sepan que vinimos a entregarnos al público y los estamos esperando con muchísimas ganas.

C.F.: Solo me queda agradecerte el tiempo que nos has dedicado aquí En la otra esquina.

N.L.: Siempre los medios en Sancti Spíritus han sido muy deferentes con nosotros y lo que hacemos es responder a esa deferencia.

C.F.: Mañana por la noche nos encontramos y quizás terminemos la discusión que comenzamos…

N.L.: Mañana nos vemos.

C.F.: Gracias y Buenas noches.

N.L.: Buenas noches.

sábado, 7 de marzo de 2009

El regreso de Caín.

Por Carlo Figueroa

*Para Cecilia Arévalo, por enseñarme a leer a Caín.

Salí de Cuba el 3 de octubre de 1965: soy cuidadoso con mis fechas. Por eso las conservo”.[1] Ahí empezó todo, ¿o fue antes, mucho antes?. Guillermo Cabrera Infante (Gibara, 1929 - Londres, 2005), más reconocido como Caín por el sobrenombre con que firmaba la mayoría de sus escritos, decidió en esa fecha romper con todo y con todos, llegar hasta lo indeseable y convertir su figura en un icono de la lucha contra la Revolución Cubana y su pluma en una pistola con balas de goma que disparaba hacia todas partes pero sólo acertaba en la diana de su rabia, en su dolor más intenso y perdurable: Cuba y los cubanos que apostaron por un proyecto social que nunca entendió y lícitamente prefirió abandonar, atacar e intentar defenestrar desde todos los ángulos posibles y a su alcance.

Sin embargo, el objeto de sus obsesiones y delirios más perturbadores, decide, en un acto de sinceridad histórica propia de su génesis, incluirlo en una de las antologías más atractivas que ronda las librerías cubanas de estos tiempos: La ínsula fabulante. El cuento cubano en la Revolución (1959-2008), con selección y prólogo de Alberto Garrandés, que forma parte de la colección “50 Aniversario del Triunfo de la Revolución”, publicada por la Editorial Letras Cubanas del Instituto Cubano del Libro en 2008.

Para algunos, la publicación de su cuento En el gran ecbó, y más: que sea precisamente él y no otro el que inicie ese basto recorrido por la cuentística nacional, es un acto desmesurado. He escuchado opiniones de todo tipo entre escritores, lectores y amigos. Unos se sorprenden (primera reacción), otros se sumergen en la sospecha del atrevimiento literario y otros lo ven como un suceso políticamente incorrecto. Todos tienen la razón tratándose de Caín y su lucha descarada que lo llevó a relegar de todo lo que olía a la Cuba de Fidel Castro o del Dictador, su apelativo más recurrente en sus innumerables artículos publicados como pan caliente por los periódicos y revistas de media Europa, América Latina y Estados Unidos.

Sigue siendo una pena que Cabrera Infante se travistiera en una vedette política cuando ya tenía – y sigue teniendo – un lugar bien ganado en la Literatura Cubana y en las letras españolas que lo llevaron a ser galardonado con el Premio Miguel de Cervantes. Porque si bien es cierto que su veneno antirrevolucionario lo exhibía sin remilgos, hay que reconocerle a Guillermo Cabrera Infante su aporte a la narrativa nacional y la grandeza de algunos de sus títulos como Tres Tristes Tigres, La Habana para un infante difunto, Delito por bailar el chachachá, así como sus numerosos trabajos sobre cine que recopiló en Un oficio del siglo XX, Arcadia todas las noches y Cine o Sardina. Su larga vida en Londres lo llevaron a publicar también Holy Smoke (1985, escrita en inglés).

Alberto Garrandés, deja claro desde las páginas iniciales del voluminoso tomo (tiene 809 páginas) que “En este caso el antólogo ha escuchado, tomado notas, asentido o disentido; ha dudado, ha hecho sus balances periódicos y ha conformado un paisaje que no es sino un concierto de fábulas que aspiraría a una sola condición: la representatividad. Dicha condición está apoyada en dos ejes complementarios: 1) la acreditación de los textos, y 2) la acreditación de sus autores.”[2] De ahí que Caín no sea el único ¿renegado? incluido en la selección que nos aproxima a lo que ha acontecido en la cuentística nacional en medio siglo de pujanzas, dolores, conquistas y sinsabores: Calvert Casey, Antonio Benítez Rojo, Norberto Fuentes, Jesús Díaz, Reinaldo Arenas, Amir Valle, quienes conviven en una armonía desprejuiciada junto a Félix Pita Rodríguez, Onelio Jorge Cardoso, Eliseo Diego, Humberto Arenal, Dora Alonso, Cintio Vitier, Samuel Feijóo, Virgilio Piñera, Manuel Cofiño, Severo Sarduy y Reynaldo González y Miguel Mejides y Senel Paz y Pedro de Jesús y Atilio Caballero y Jorge Enrique Lage y Raúl Flores Iriarte y... una lista que supera los 60 autores donde el antologador no busca distinciones políticas, consigue un ajiaco “muy condimentado (…) lleno de suculentas discrepancias, lo mismo en cuanto a temas, asuntos y estilos, que en lo tocante a los posicionamientos del escritor con respecto a la Historia – mediata, inmediata -, la Revolución – como viaje hacia la Utopía, como circunstancia cotidiana y concreta, como referencia – y la Literatura – meta inasible, compromiso regenteado por la “vocación de servicio social”, absoluto de la cultura y el lenguaje.”[3]

Y he ahí el mérito de Garrandés, saber llevar a todos los cuentistas hacia un mismo destino: un mejor conocimiento de la identidad cultural por parte de los lectores de hoy, sin pecar de extremista ni mucho menos de erigirse en censor de lo escrito por varias generaciones de buenos cuentistas cubanos, sin importar de dónde vienen ni hacia dónde van. La selección, según reconoce fue tan difícil como escribir un buen cuento, un cuento que trascienda los límites del tiempo y perdure como suceso estético. Buscó en cada época “especias de toda laya[4], se adentró en los liberales y revolucionarios 60, en el estatismo de los 70 y siguió viaje hasta los mundos literarios de las décadas finales del siglo XX, los traspasa e indaga en los lenguajes del presente, sin temores ni manipulaciones, sin perder de vista lo que ha estado ocurriendo en el mundo simbólico de un extremo y otro, de cincuenta años donde – como la vida misma -, todo cambia, se transfigura aquí y en la literatura de la diáspora que rubrica como “reencuentro, crítica, intercambio y nostalgia (incluida la nostalgia lingüística)[5]. Es “todo un período, toda una estación. Una época.[6]

De otro lado, está el silencio, continuar con el ostracismo de autores que por sus decisiones personales o incomprensiones de ciertas épocas lamentables, no aceptemos sus diferencias y en una pose reduccionista o maniquea los borremos de un soplo de nuestras esencias culturales, un crimen que no sería perdonado por las generaciones que nos precederán. ¿De qué otra forma si no es mostrándolos, reconociendo sus defectos y virtudes podemos zanjar el camino de la comprensión de las esencias de la nación? Algunos, como Guillermo Cabrera Infante, se negaron en vida y en la muerte a ser publicados en Cuba por ese empecinamiento mugriento que les envenenó la sangre y los llevó a convertir por momentos sus dotes de grandes escritores en un amasijo de artículos cavernarios, escritos con oficio y rencor que nadie recordará mañana. Pero ese delito personal y aceptable si somos capaces de aceptar que no todos tenemos que discursar ni debatir desde las mismas posiciones, no puede ni debe ensombrecer la Cultura Cubana. Llegará el día en que la gente sepa quien es Caín verdaderamente, no el diablo con su caldera hirviendo, Caín el escritor consagrado, el buen narrador, el excelente novelista que sigue teniendo una obra imprescindible para todo aquel que quiera adentrarse en lo más auténtico de la literatura del país. Finalizando el milenio anterior, en uno de mis programas de radio encuesté a 25 escritores cubanos sobre las diez obras que todo lector debía conocer. No faltó en ninguna lista Tres Tristes Tigres, como no faltaba Espejo de paciencia, los Versos Sencillos de Martí o El Reino de este mundo, de Alejo Carpentier. Algunos de los encuestados habían sido amigos de Cabrera Infante en los tiempos de Lunes de Revolución y después del 3 de octubre de 1965 pasaron a ser sus “enemigos” por permanecer fieles a la historia que desearon vivir, aunque en algunos casos la propia historia también les ofreció motivos para disentir y hasta largarse, pero creyeron más en la sinceridad de un proceso social imperfecto y aglutinador como el nuestro. Garrandés lo confirma cuando dice al final de su “Preámbulo” a la antología (donde cada quien ve ausentes, claro está): “He congregado relatos cubanos acreditables dentro de una época excepcional. Relatos que devienen “concertantes” no sólo porque se refieren siempre, sea cual sea el camino, a las formas y aspiraciones de lo literario, sino también porque admiten, justo es decirlo, una legibilidad colectiva al estar todos inmersos, de modo simétrico o asimétrico, en – para decirlo como si de música se tratara – el basso contínuo de la Revolución.[7]

No es gratuito entonces el regreso de Caín. Hay que entender ese retorno y el de los otros, hay que admitir con orgullo que la Cultura Cubana es dispar, pero una sola. Diferente en sus protagonistas, pero una en sus esencias. “¿Qué también asoma aquí el orgullo celebratorio? Sin duda. Complacencia y festejo tienden a ir de la mano[8]

2 de marzo y 2009


[1] Cabrera Infante, Guillero. Mea Cuba., Alfaguara, Grupo Santillana de Ediciones, S.A.,1999. p. 17.

[2]Garrandés, Alberto. “Preámbulo”, en La ínsula fabulante. El cuento cubano en la Revolución (1959-2008). Editorial Letras Cubanas, 2008. pp. 5-11.

[3] Idem. p. 7

[4] Idem p. 8

[5] Idem p. 9

[6] Idem. p. 7

[7] Idem. p. 11

[8] Idem. p. 11

¿Y los del centro, qué?

Por Carlo Figueroa

Hay polémicas que me resultan desatinadas. La que históricamente insistimos en mantener sobre lo oriental o los orientales, los palestinos o los emigrantes de la zona Este del archipiélago, es una de ellas. Quizá porque soy del centro, lugar de encrucijadas, de encuentros, sitio de paso y asentamiento dónde no se repara mucho en establecer diferencias culturales, antropológicas y hasta sociológicas de ese tipo. Vivimos en Cuba y qué importa si eres de Mayajigua o Songo la Maya, de Sandino o Bejucal, de Colón o Baracoa.

Somos de un país diverso donde la postmodernidad – como en cualquier otro lugar del continente –, llegó tardíamente y como he dicho en otras ocasiones: los atisbos de contemporaneidad no sabemos sopesarlos con tino, pues el extremismo nos embauca. Nos pasamos la vida definiendo bipolaridades: lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo posible o lo imposible, el sí y el no. Definitivamente estamos necesitados de un set completo de colores, que nos permita ver más allá de lo blanco y lo negro, de La Habana y Oriente. O lo que es mejor, es hora de tirar el sofá obsoleto que algunos toman para la siesta de la división cultural en una isla que cabe dos millones de veces en el continente africano

Después de repasar una y otra vez lo escrito por Reinaldo Cedeño en el número 7 de La calle del Medio[1], donde indaga, cuestiona y valora con toda razón y enjundiosa verdad el falso y ridículo arquetipo que del “oriental” cubano se propaga por la TV, me doy cuenta que estamos ante un asunto mayor, que se toma a la ligera y por ser tan natural entre nosotros la burla, los epítetos racistas y otras tantas soeces, vivimos una mentira mediática que indigna las razones mismas de nuestra sociedad. Coincido con mi colega santiaguero en que la conversión de lo “nacional ” en “lo habanero”, (…) con la negación de las “comunidades locales y regiones” es una clara corrupción del concepto (de identidad nacional). La Habana vista, no como la cabeza del país sino como “’el país”, ha suplantado la visualidad Cuba. Así, ha secuestrado la multiplicidad de la nación, ha castrado los referentes visuales de una parte y con él, a sus protagonistas, modos, costumbres y escenarios”. [2]

Sin embargo, cambiando los protagonistas, dejando a un lado a las cubanas y cubanos que viven en la zona oriental del país, y buscando “otros referentes visuales” que no difunde la TV, la radio, ni algunos sitios on line, publicaciones humorísticas y los choferes de turno en las rutas capitalinas, me pregunto ¿y los del centro, qué?, ¿dónde estamos?, ¿quien nos menciona si no estamos en las noticias del día?, ¿quiénes son nuestros personajes/representantes en los grandes medios?. Lo que más acierto a recordar es a Antolín el Pichón, hijo de Manacas, pueblo humilde del municipio de Santo Domingo, en la provincia de Villa Clara. Por coincidencias de la vida, Ángel García, nació en el mismo pueblito que Cepero Brito, uno de los íconos de la locución en Cuba. Después de Antolín, sumé a la lista Varadero, la playa más universal del país, pero la menos asequible para el hombre de a pié; Trinidad, ciudad Patrimonio de la Humanidad; Santa Clara, capital villaclareña convertida en símbolo continental por descansar allí los restos del Che Guevara y sus compañeros de la guerrilla boliviana; y la Autopista Nacional, que llega hasta Sancti Spíritus y por dónde se traslada casi toda la población que trasiega el país de un extremo a otro. Puede que existan otros referentes con cierta habitualidad (estoy casi seguro de eso), pero creo que son los más publicitados.

Ya resulta extraño escuchar que Matanzas es la Atenas de Cuba. La casa donde habita Carilda Oliver Labra (Tirry 81), es más conocida en estos tiempos que todo el aporte literario y artístico que sigue entregando esa gran ciudad al entramado cubano con sabor a ajiaco en que vivimos. Pero el asunto es más elevado: cuando se habla de Cienfuegos el adjetivo por excelencia es “bella”, y si no fuera por los valores que recientemente le reconociera la UNESCO, todo lo que está sucediendo desde el lado económico allí con la reactivación de su refinería petrolera tras los acuerdos del ALBA, no escapaba también del ostracismo central. De Remedios conocemos “sus famosas parrandas”, de Sancti Spíritus, sus “casas coloniales”, de Ciego de Avila “la piña” y el municipio de Morón, donde “el gallo” canta para anunciar la hora.

Es lamentable ese poder reduccionista de la identidad, esa visión rampera del país que determinan en su gran mayoría hermanos de la tierra que emigraron a La Habana, se instalaron en el edificio de 12 pisos del ICRT y otras instituciones similares. El propio Reinaldo Cedeño reconoce la curiosidad de que “…la región central del país no tiene personajes, casi “no existe”.[3] Cosa extraña, dirán algunos, pero no deja de asistirle la razón. Si el personaje de Antolín el Pichón es el “personaje”, significa que estamos en una situación límite. ¿No hay otros que rindan homenaje a los que estamos entre La Habana y Oriente?.

Los que conocemos este país, lo hemos recorrido de un lado a otro, sabemos muy bien que la gente que vive en las montañas del Este tienen su arquetipo, como los montañeses del centro y los del Oeste. Quizás la respuesta la tenga una expresión que le escuché hace un tiempo a Armando Hart, en una de sus conferencias donde definía con acierto el concepto de Identidad Nacional como “el sentimiento que experimentan los miembros de una colectividad que se reconocen en su cultura y de no poder expresarse con fidelidad y de desarrollarse plena y libremente sino es a partir de ella".

Puedo decir con orgullo que conozco a Cuba primero y al Extranjero después. Recuerdo cuando mi padre me hacía acompañarlo en bicicleta en larguísimos recorridos desde mi pueblo (Colón, en Matanzas) hasta la comunidad de Guillermo Llabre, (Corralillo, Villa Clara), donde viven todavía los parientes de mi madre. El camino incluía el Central México, Banagüises, San José de los Ramos, las antiguas Minas de Motembo, Manga Larga y Llabre. Nos tomaba todo un día para ir y todo un día para regresar. Pero no había fronteras ni físicas ni mentales. La prima Chicha siempre tenía un guanajo a mano para torcerle el cuello y la tía Nena ponía la mirada azul y tierna para dar las gracias por la visita. El oficio me hizo después conocer más, adentrarme en zonas desconocidas de Santiago y Granma, de Holguín, Las Tunas, Camagüey, Ciego de Avila, La Habana, Pinar del Río y Sancti Spíritus, el lugar del centro que escogí por voluntad propia para vivir. Y en ese andar he aprendido las mejores lecciones de la vida y el casabe, y el pru santiaguero que no es igual al habanero, y el taitabucio espirituano que no se parece al fongo oriental, y la trova de aquí y allá, y el changüi legítimo, y el puerco en púa y al carbón, he conocido a muchas buenas personas que nunca salen por las pantallas de la TV ni por las emisoras de radio nacionales.

No sé, como sugiere Cedeño, si la solución estaría en rehabilitar el canal televisivo que emitía desde el Oriente de Cuba (Tele Rebelde), que tenía estructura y programación propias y en igualdad de condiciones que los canales nacionales. Fue una catástrofe que en vez de convertirse
definitivamente en un emisor/otro para el resto del país, le llevaran hasta el nombre para La Habana. Es un suceso doloroso que se resolvería
devolviéndole el cauce natural a una historia que increíblemente se truncó,
precisamente por ese pensamiento rampero que nos persigue
. Si así fuere, lo mejor que podría aportar es que los locutores y periodistas no hablen como los locutores y periodistas de La Rampa. Que digan, gesticulen, se expresen desde sus códigos identitarios. De lo contrario, sería más de lo mismo y el efecto contaminante de tantos años de dominio mediático desde el occidente ganaría la pelea por no presentación.

En lo que si coincido plenamente es en la necesidad de estar todos en las pantallas y en el éter tal y como somos. Habría que revisar si la fórmula-intento de la TV nacional de emitir determinados espacios de las televisoras locales es conveniente generalizarla como algo natural, y que la Radio Cubana, la que transmite para todo el país, inserte programas de amplia audiencia en otras provincias dentro de sus programaciones. Sería una buena manera de conocernos mejor los unos y los otros, de quitarnos el deplorable camisón de invasores e invadidos culturalmente.

Se hace obvio que nuestro referente no puede ser la fragmentación de la isla en habaneros y orientales, en ramperos y palestinos, en guajiros y pueblerinos, nuestro referente tiene que ser la unidad en la diversidad. Ya es hora, a esta altura del siglo XXI que encontremos nuestro lugar en el mundo cubano, es el momento de ir por muchos caminos hacia un horizonte común.



[1] Cedeño Pineda, Reinaldo. El arquetipo del “oriental” en la TV cubana. La calle del Medio. Publicación mensual de opinión y debate. No. 7, noviembre 2008. pp 4-5.

[2] Idem.

[3] Idem 1 y 2.



LA CULTURA TRINITARIA ESTÁ DE LUTO

Por: José Rafael Gómez Reguera

3 de marzo de 2009।

Para Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara, el eterno tributo de Trinidad

La cultura trinitaria está de luto. Ha muerto uno de sus grandes representantes: el Historiador Oficial de Trinidad, Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara.

Hace tiempo que no le veíamos caminar por las calles de su querida ciudad, como antaño solía hacer: despacio, observándolo todo, saludando a sus amigos y conocidos, y aún a aquellos que perennemente vieron en él un símbolo de la Ciudad Museo del Caribe y le dirigían un breve y formal saludo.

A Trinidad se dedicó Carlos Joaquín en cuerpo y alma, más allá de transitorias incomprensiones o fuertes encontronazos, que también los hubo y que, a la larga, sólo contribuyeron a acrecentar su prestigio, pues su divisa parecía ser convencer, no vencer por la fuerza bruta.

A él le debemos, por ejemplo, acuciosas investigaciones en archivos nacionales y foráneos, como el de Sevilla, en España, tras los cuales se decidió trasladar las celebraciones oficiales por la fundación de la Tercera Villa cubana para el segundo domingo de enero de cada año, ante la imposibilidad __por ahora__ de tener un documento probatorio seguro de una fecha concreta. Antes tanto los actos oficiales como la Semana de Cultura que le seguía, lo mismo estaban en mayo que en noviembre।

De Carlos Joaquín siempre habrá que hablar en presente. Ahí están, para probarlo, sus propuestas restauradoras que llegaron a feliz término en mayo de 1974 y que devolvieron a esta Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, una de sus más importantes joyas arquitectónicas: el Palacio de los Condes de Casa Brunet.

Reabierta, esta hermosa edificación de dos plantas, en el corazón del Centro Histórico trinitario, acogió desde entonces al conocido Museo Romántico, institución de inmensa valía por sí y por sus exponentes, visitada a diario por miles de personas. No conocerlo es como no haber estado nunca en la villa del Táyaba. Y él lo sentía como suyo.

Educado, de hablar pausado, Carlos Joaquín observó siempre una rigurosa etiqueta. Recuerdo cuando hace muchos años tuve la oportunidad de acompañar a numerosos periodistas extranjeros deseosos de entrevistarlo en su propia casona colonial. Encendidos los equipos, guardó respetuoso silencio y luego explicó: nadie le había pedido permiso para grabar sus declaraciones. Después, zanjado el incidente, se abrió a las más diversas interrogantes como lo que era, una verdadera enciclopedia.

Asombró, hasta el final de sus días, su infinita capacidad para memorizar nombres, fechas, lugares, acontecimientos y citas textuales. Nada se le escapaba, y sin ningún documento por delante, podía sostener una larga conversación en la que las anécdotas se intercalaban con datos relevantes de su querida Trinidad, matizados por su discreción y elegantes modales entre los que no podía faltar acompañar a sus huéspedes hasta la mismísima puerta.

La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida, sentenció nuestro Héroe Nacional José Martí. Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara, seguirá entre Trinidad y los trinitarios, por los siglos de los siglos, pues fue un hombre de su tiempo. Trinidad toda le honra en estos tristes minutos y le honrará eternamente.

Datos oficiales de Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara:

Carlos Joaquín Zerquera y Fernández de Lara nació el 28 de noviembre de 1926. Era Licenciado en Historia e Historiador Oficial de la Ciudad de Trinidad desde el 1 de octubre de 1967.

Se desempeñó como profesor de segunda enseñanza, Director del Banco Nacional de Cuba en Trinidad, Jefe de la Oficina de Restauración de la Ciudad, y como Miembro de honor de La Unión Nacional de Historiadores de Cuba, además de ser durante un tiempo Presidente de la Comisión Municipal de Monumentos y Primer Presidente del Tribunal Popular Municipal de Trinidad.

Fue el creador de la Primera Semana de Cultura Trinitaria, efectuada en mayo de 1974 y se hizo acreedor de la Distinción por la Cultura Nacional, la Distinción Raúl Gómez García, la Medalla XXX Aniversario de la Seguridad del Estado. Fue galardonado con el Premio del Historiador Provincial. Se le concedió el Premio Único de las Artes en Trinidad 2006. Fue merecedor del Escudo de la ciudad de Trinidad, otorgado por la Asamblea Municipal del Poder Popular, y es una de las ocho personalidades oficiales de la cultura de Trinidad.

Participó en varios Congresos Nacionales de Historia y fue el organizador del Congreso de Historia en Trinidad. Se le concedió la Distinción correspondiente del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas.

Colaboró en la investigación y organización del Archivo de Historia Capitán Joaquín Llaverías, de Trinidad, en la búsqueda de documentos originales en el Archivo de Indias España y trabajó en la restauración y creación de los museos y de toda la ciudad de Trinidad, labor esencial para que la misma alcanzara en diciembre de 1988 la condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad, otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO.

Publicó numerosos artículos y trabajos de diversa índole en varias publicaciones, como revistas especializadas, libros y periódicos. Entre ellos están La Villa India de Trinidad en el siglo XVI. Trinidad de Cuba. Editado por el Instituto Nacional de Turismo La Habana 1986. Ediciones Turísticas Cuba, La ciudad monumento. Editado por el Instituto Nacional de Turismo, La Habana 1986, Ediciones Turísticas de Cuba en coordinación con el doctor Antonio Núñez Jiménez Datos para la Historia de la Educación en Trinidad, e Historia de la Educación en Cuba para la Comisión Nacional de Historia incluido como anexo de ese mismo organismo por el doctor Gaspar Jorge García Gallo; Ingenio Guáimaro, su historia en coordinación con la Licenciada Leticia Montes de Oca Viciedo para la revista “Sigue la Marcha” de la Unión de Historiadores de Sancti Spíritus. Así como La Ermita de Nuestra Señora de la Candelaria de la Popa” en Trinidad. Cuba, para la revista “Aguairo” de la Caja de Canarias. Noviembre-Diciembre 1995.